La constancia y la repetición ¡lo son todo!
Cuando alguien, incluso mis alumnos, comentan mi bilingüismo, me doy cuenta de lo afortunada que he sido al vivir desde mi infancia en Estados Unidos, hija de un español y una colombiana, estuve rodeada del español y del inglés.
Cuenta mi madre (orgullosa como sólo puede serlo una madre) que a los tres años ya hacía de traductora entre el entorno y mis padres (que tuvieron que trabajar desde el primer día y no tuvieron los recursos necesarios para realmente estudiar inglés). A los tres años ya era bilingüe. Sin estudiar y sin esfuerzos.
Pero…. ¡Aprender un idioma de adulto ya es otra cosa!
Hay estudios que demuestran que aprender un idioma hace que nuestro cerebro se beneficie – sea más flexible – ese aprendizaje sirve como gimnasia mental que a su vez ayuda a retrasar el principio de algunas enfermedades mentales degenerativas. Ya no es solo nuestra carrera profesional la que se beneficia al aprender, sino nuestra salud. Y por eso me he propuesto aprender un idioma.
Me he propuesto aprender francés – yo solita (que para eso soy profesora)… ¡Y me he dado cuenta que los años me pesan! ¡He necesitado un sinfín de repeticiones para aprenderme los número del 1 al 20! ¡Ni siquiera he conjugado un verbo! ¡Ahora, siento más empatía hacia mis alumnos y sus lapsus de memoria! ;-D
Me he dado cuenta – y «sufrido» – que…
lo más importante a la hora de aprender, y más siendo adulto, es la constancia y la repetición.
Y la repetición. Y la repetición. Y la repetición. Y la repetición.
Es por esto mismo que les pido a mis alumnos que todos los días repasen un poquito lo que vieron en clase. Si un alumno sólo tiene una hora a la semana para dedicarle al autoestudio – prefiero que durante cuatro días se siente durante quince minutos a repasar el material de clase a que se siente una sola vez durante una hora…
Esa constancia y esa repetición son la clave, aunque no sean largos periodos de tiempo. Poquito a poquito todos los días es más provechoso que de una sola vez. Suelo decir que todos podemos encontrar diez o quince minutos al día – si nos quitamos un poco de las redes sociales, si prescindimos de ese café de por la tarde. De alguna manera, podemos y debemos buscar esos diez o quince minutitos para repasar. Claro está, si sólo tienes una hora de una vez, ¡eso es mejor que nada!
El viaje en el que nos hemos todos embarcado – el aprendizaje de todo un idioma – es largo – a veces tortuoso, a veces desesperante, pero siempre gratificante…
Y ahora, si me perdonáis, me tengo que ir a aprender más números. Au revoir mes amis!
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